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A este ritmo le tendré que pagar la cena a la puta ladiya ¬¬
UN LUGAR INHÓSPITO, SALVAJE, CRUEL Y DEJADO DE LA MANO DE DIOS (¿QUÉ DIOS?) DONDE EL SUELO QUE PISAS CAMBIA DE BANDO CADA MINUTO, DONDE SÓLO LOS VALIENTES SON BIENVENIDOS Y SÓLO ELLOS MOSTRARÁN EL CAMINO DE LA VERDAD AL RESTO DE LOS MORTALES.
Se cree el ladrón que nuestro nivel de infantilismo globalizado es, hoy por hoy, similar al del amigo americano. Pero se equivocan. ¡Esto es España, cretinos! ¡Aquí, como rimó Ángel González, con sangre hacemos la Historia y la morcilla de nuestra tierra! ¿Qué nos podéis enseñar en materia de violencia si no hace 200 años que andábamos zumbando la badana al gabacho a garrotazos y anteayer mismo jaleábamos a Poli Díaz en sus desfases de fajador politoxicómano e irreductible? 'Smackdown', es decir, 'lucha libre' fulera y de alto presupuesto en la que para ver un brazo roto hay que confiar en que resbale, graderío abajo, la señora de la limpieza. ¡Por favor! ¿De qué vale llamarse John Cena, o Ken Kennedy, o Chavo Guerrero, o Edge, o el Gran Khali en el país de Urtain, de Pedro Carrasco, de Manolete, de Luis Francisco Esplá, de José Ortega Cano? ¿Quién necesita valientes? ¿Eh?
Pocos son los niños y no tan niños que residen en la España de hoy en día que desconocen, gracias a la cadena 'prisera' y al experto vendemotos de turno, la verdadera identidad de mitos inflados por el clembuterol como Batista o Rey Misterio. Algo digno de todo ejercicio de mercadotecnia que se precie. El problema llega cuando lo que emite Cuatro no tiene nada que ver con lucha libre mexicana o grecorromana que se precie.
Puro tongo. Cuento pergeñado por señoritingas recauchutadas que viven del ídem y del grosor de sus tríceps. 'Marketing'. Mentira. Sandez. Las fantochadas de cuatro gordos con capa y 'shorts' que dedican sus subidas de colesterol a hacer el ridículo sobre un cuadrilátero. Quizá sea eso. El problema de la World Wrestling Entertainment o WWE estriba en su carácter de entelequia alta en calorías. Entertainment significa 'entretenimiento', 'diversión'. Y el que crea que lo que allí arriba ocurre tiene alguna relación, por pequeña que sea, con el karate o el 'kick-boxing', es porque a estas alturas aún se lo cree todo.
De poco vale que propalen que se trata de uno de los programas más vistos en los Estados Unidos y que, hasta el momento, está traducido a 17 idiomas. Aún menos todavía el que hayan recurrido para presentarlo a Fernando Costilla, una de las voces que locuta la ‘teleidiotez’ llamada 'Humor amarillo', y al indocumentado Héctor del Mar, esa especie de cansino Uribarri deportivo, carruselero y conosúrico que, sobrepasada ya la setentena, aún es capaz de soltar sin inmutarse perlitas del tipo: 1) Mi esposa es la radio y la televisión, mi amante. 2) La pena máxima por bigamia es tener dos suegras. 3) Un psiquiatra es un hombre que te hace un montón de preguntas caras que tu mujer te hace gratis. Pues eso.
Con la mente restaurada, los nervios a flor de piel y las escasas ganas de volver a clase pero motivada porque sólo serán tres meses, vuelvo a incorporarme a una rutina invariable y cansina pero completamente necesaria para mi bienestar mental.