Abejas y avispas son un auténtico peligro para las personas que son alérgicas a sus picaduras. Los alergólogos alertan de que al menos el 1% de la población es alérgica al veneno que inoculan estos insectos, pero la mayoría lo ignora. Apenas la mitad de los afectados conoce su problema y recibe el tratamiento adecuado. Así, todos los años mueren en España en torno a una veintena de personas como consecuencia de la reacción alérgica que les desencadena el picotazo de una abeja o una avispa.
La de estos insectos es la más grave de las alergias a los animales que puede sufrirse, según explica Ignacio Antepara, jefe de la Unidad de Alergias del Hospital de Basurto, en Bilbao. El organismo puede reaccionar con problemas de insuficiencia respiratoria y rinitis ante la presencia de perros, gatos y hamsters. El anisakis, una lombriz que aparece en determinados pescados, llega a producir alteraciones cardiovasculares, asma, urticaria e incluso pérdida de la conciencia. Pero el veneno de un himenóptero es capaz de llevar a un alérgico a la muerte, no con una primera picadura, pero sí con la segunda o la tercera si no se recibe el tratamiento adecuado.
La inflamación que causa el picotazo de una abeja o una avispa comienza a desaparecer tras las primeras 24 horas. Si se es alérgico, el hinchazón puede ir acompañado de urticaria, náuseas, fatiga, mareos... "El mayor problema es que este tipo de accidentes te coge siempre en un sitio inapropiado, como el campo. Muchas veces ni siquiera te das cuenta de que te ha picado un bicho y si encima eres alérgico, y eso te pasa en más de una ocasión, el desenlace puede ser fatal", resume el especialista.
La alergia a las abejas suele ser habitual entre apicultores y personas que viven en contacto directo con la naturaleza. "El cuerpo te avisa una vez, te dice que eres alérgico a una sustancia con una reacción exagerada y, a continuación, comienza a desarrollar sus propias defensas contra ese elemento que considera extraño. Después, o tomas las medidas oportunas o cuando vuelvas a ponerte en contacto con esa sustancia te da un cuadro que te mueres", alerta el experto.
Tan extrema situación se conoce con el nombre de choque anafiláctico, una parada cardiorrespiratoria a la que sólo puede hacerse frente inyectándose una dosis de adrenalina. La anafilaxia está considerada como una seria complicación que se manifiesta en forma de urticaria, asma y conjuntivitis. La tensión arterial desciende, falta riego sanguíneo y falla la respiración. La víctima se expone entonces a sufrir un síncope que puede llevarle a la muerte.
La adrenalina permite al afectado mantener el pulso y la respiración durante el tiempo suficiente como para llegar a un hospital. Los alérgicos a los insectos himenópteros tienen que llevar siempre encima un bolígrafo de adrenalina para poder afrontar momentáneamente la crisis.
Las unidades hospitalarias de Alergias son los únicos centros capacitados para atender una emergencia de esta naturaleza. Con toda seguridad, el alérgico tendrá que someterse a un tratamiento de larga duración, que consiste en la aplicación de una vacuna fabricada a partir del propio veneno del animal. El proceso, que se prolonga durante cinco años, consiste en ir habituando al cuerpo poco a poco a la presencia de la sustancia tóxica.
A partir de entonces, se considera que el paciente está inmunizado, pero lo cierto, señala Ignacio Antepara, es que "no lo sabremos con certeza hasta que vuelvan a picarle".
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3 comentarios:
y menos mal que a mí no me picaron que si no TROLL
killo ya tienes regalo de cumple... una inyecciñón de esas...
:)
que putadón ser alérgico a estos bichejos...
bueno, yo al menos puedo asegurar y apostarme mis pelotas a que no soy alérgico a sus picaduras
y sé que ganaría la apuesta y no perdería mis ya hipotecadas pelotas, que para eso me picaron ya en una xD
(pero que no se sepa eh... ^^)
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