19 diciembre 2008

Amistades pasadas


Me choca mucho los contrastes que interfieren en la monotonía sin previo aviso. Este fin de semana mi amigo de infancia Juan Antonio va a estar en mi casa. El motivo es que se ha metido en los paracaidistas de Jabalí y le dan permiso. Hasta ahí todo normal: fiesta, alcohol, chicas (para él, claro) y seguramente muchas horas de consola... Pero resulta paradójico que justamente una amistad que solo retomo en vacaciones, aun con varios meses sin vernos, sea como aquel entonces en que nuestro diario era cazar saltamontes, zapateros, revolcarnos por el albero intentando imitar a romarios, alfonsos y cantonás o ostiarnos con cualquier mobiliario urbano dando saltos con nuestras bmx. Ahora claro es sustituido todo por consola, juergas y etc etc...


Y es que por otra parte tengo a mi ex amiga Ana que parece querer retomar lo pasado pero no olvidado. Poniéndoos en antecedentes, esta chica, fue una gran amiga durante toda mi adolescencia y parte de mis primeros años de universidad. Eran dos, ella y Violeta. Sí, tenían muchos defectos, como yo, pero éramos tres buenos amigos que disfrutaban bastante y se tenían mucho cariño. La historia es que cuando Ana se fue a Italia de Erasmus se cortó en seco. Fue la época en que justo mi abuelo se moría. Ella era de esas chicas con las que siempre es bueno contar para desahogarte, era uno de sus dones por así decirlo... y no estaba. En el MSN por más que se le hablaba no había contestación y Violeta la verdad es que no era muy dada a entender problemas ajenos, aparte de que al haberse metido en Bellas Artes había empezado a tener otras amistades... consecuencias de "ser ella misma". Total, que la chica volvió muy cambiada de su estancia en la Sicilia mafiosa y no tenía mucho tiempo para llamar y quedar en los periodos que pasaba en Murcia de vacaciones. Os podéis imaginar lo que se puede sentir cuando te dice Violeta "quedé ayer con Ana porque se iba de nuevo a Sicilia"... No es muy agradable.

Al volver definitivamente, estuvimos una tarde hablando en una cafetería cercana a la universidad. Me costó muchos intentos, para qué os voy a engañar. Lo peor no era tener que andar detrás de una amiga para que quedara contigo sino que encima impusiera condiciones tales como "nada de reproches" y cosas por el estilo. Es decir, que cuando tú estás siempre con alguien en sus momentos duros y pones todo de tu parte, para esos casos no hay condiciones pero cuando necesitas a alguien y no tienes señales de vida debes callarte. Ojo, y entendía a la perfección que un año en que está fuera no es nada, que eso no es algo a tener en cuenta. Pero al volver, ¿por qué ese cambio? Porque de hecho nunca hubo una palabra amable, una buena conversación y sin embargo siempre tenía mejores planes o a última hora un trabajo importante... El caso es que siempre salía yo perdiendo pero, eh, no tenía derecho a reproches.

La cosa se enfrió bastante... Tal fue la situación que de Violeta no volví a saber nada en dos años y de Ana mucho menos. Sí, bueno, una vez me encontré a esta última en el centro... Mis condiciones verbales, a causa de un pedo considerable, estaban muy deterioradas, todo hay que decirlo. Y como todo el mundo sabe cuando uno se pone borracho puede hacer las tonterías más gordas inimaginables. Tonterías tales como tener un arrebato sentimental y enviar un mensaje a tus dos amigas a las que no has dejado de tener cariño y movido por la lástima decirles algo así como que seguías queriéndolas un montón, que te apenaba llevar tanto tiempo sin saber de ellas y cosas por el estilo. Esa noche dormí unas doce horas. La resaca pese a mis temores de la noche anterior no hizo acto de presencia pero lo que vino fue algo mucho peor. Al mirar el móvil había un mensaje de Ana: "lo siento pero el destino te lleva por caminos diferentes, por amistades diferentes y espero que tu vida sea feliz siempre". Vaya chasco, ¿eh? ¡Qué duro! ¡Qué frialdad! Vale, yo no me esperaba eso ni mucho menos, quizá por eso me dolió tanto... Pero apechugué con ello. Me puse una venda y me dije "oye, si ese es el camino que se tiene que tomar, tú más no puedes hacer". El penúltimo capítulo de esta historia es que un mes después recibí un mensaje desde Italia (¡oh, qué sorpresa!) de Violeta. Su mensaje era el prototipo que había esperado con el primero, algo así como "a mí también me apena, estoy de Erasmus en Italia y cuando vuelva quedamos". Aunque claro, todavía estoy esperando...

El último capítulo, por lo que todo esto viene a colación, es que si en dos años no he tenido noticias de ninguna de las dos, en un mes me he encontrado con Ana ya 4 veces y me ha hablado por MSN otras tantas. La última, ayer, mientras andaba por Trapería para ir al encuentro de mi novia que estaba mirando cosas del hogar en la Oca para su nueva casa. Al divisarla a 20 metros de mí (mi vista es portentosa a veces) me hice el tonto pero ella salió en mi busca y captura nada más verme. Fue un diálogo prototípico de comoestás, quetalteva y aversiquedamos solo que esa insistencia por volvernos a ver ha cuajado de verdad. Hoy me he encontrado en el MSN un diálogo en que me decía que celebraría una fiesta Violeta en Lancelot y que a partir de las 23:30 estarían allí con cerveza gratis. Es un plan cualquiera, pero si hay una constante en todos estos encuentros que os he mencionado es la insistencia en quedar, en ponernos al día, y demás etcéteras... Es como si le hubiera dado un arrepentimiento porque a lo mejor haya encontrado algo que fuera mio o que yo le regalara o en alguna conversación hubiera salido alguna anecdota pasado conmigo, no lo sé. Y digo bien al decir "le" y no "les" porque de Violeta sigo sin tener noticia.

Ahora me veo que tengo esta encrucijada. Me choca ver esta nueva actitud y más aún al ver a mi amigo Juan Antonio que sigue siendo el mismo y comportándose igual conmigo como si nos viéramos todos los días. Ese interés es como un misil que reabre lo cerrado ficticiamente. Mientras que un interés es contradictorio y ha cambiado, el otro siempre ha existido constante desde hace ya 20 años. Mi tesitura es si hacer caso o no a esa oferta. Mi amigo Juan Antonio, haciendo honor a su nueva profesión, dice que habiendo chicas y cerveza gratis, ¿por qué no dejarse caer? Para mí, quizá sería algo más complejo que eso. Cristina y mi amiga Melania son de la opinión de "¡que les den por culo!"... Sin embargo, mi problema es que no sé decir que no. Pese a pensar que debería pagarle con la misma moneda dura y fría con que me propinó dos años atrás en el fondo siento que no soy capaz de mirar para otra parte.

Esta noche saldré de fiesta con ganas de destrozar Murcia, emborracharme con Juan Antonio, recorrer mil bares y si es posible ayudarle a ligar... Sin embargo, no sé si "me dejaré caer" por Lancelot. Ya sé que la opinión general en estos casos, que además es por lo que siempre me suelo regir yo mismo normalmente, es de ser consecuente y no dar oportunidades inmerecidas. Pero uno no es de piedra y al igual que ya me pasó con Alex que pese a tener motivos más que suficientes siempre tenía días en que me emborrachaba regodeándome en la tristeza de haber perdido al que creía era un gran amigo (aunque claro después de obtener cierta información me liberé de ese lastre; ¡valiente hijo de perra!) en este caso me encuentro con lo mismo... Supongo que todo quedará en agua de borrajas pero de tan bueno soy tonto (aunque no lo enseñor mucho ni a muchos, claro) y a lo mejor me tomo alguna que otra cerveza gratis esta noche.

3 comentarios:

Juliette dijo...

la amistad es como el amor y las plantas, si no se riega todos los días (o con cierta frecuencia) se secan. Mucho ánimo! Por mi parte, ya sabes que aunque no este, siempre estoy. Besos!

Moisex dijo...

Quillamen los amigos van y vienen, pero siempre se quedan los que de verdad importan ;-)
P.D.:Si has de recordar algo, que sea algo bueno, vivir con resquemor solo hace que lo pases mal, animo jou ;-D

ladiya dijo...

Amen Moi



Google

WWW
CHAPOTEROS