14 octubre 2008

Cuando cese el viento

Es complicado ignorar las lágrimas.
Sobre todo cuando no son tuyas.
Se apoderan de la voz, de la entereza.
Como si dejásemos escapar por la mirada
un trocito de nosotros mismos.
No pienso rendirme.
No me entrego de verdad sin saber antes
que seré capaz de darlo todo.
Mi energía servida en bandeja y
derrochando esperanzas en el postre.
Es dificil mantenerse en pie
con los rizos intactos.
Pero sólo cuando sea necesario, volaré.
De momento te presto mis alas.
Ya me las devolverás tú mismo
cuando cese el viento.

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