En su último número, el semanario inglés The Economist hace una radiografía global de la crisis de la vivienda. Su diagnóstico es claro: a pesar de que los precios sólo han caído en 5 de los 20 países que analiza, la publicación señala que es una "apuesta bastante segura" afirmar que los datos no serán tan "tranquilizadores" como parecen a primera vista. En la misma línea, Manuel Romera, de IE Business School cree que el parón inmobiliario español está siendo "mucho más acelerado de lo que se preveía".
En un primer vistazo, los indicadores internacionales del precio de la vivienda sugieren que la quiebra del mercado está lejos de ser universal. Tan sólo cinco países (EEUU, Irlanda, Alemania, Gran Bretaña y Japón) han sufrido caídas anuales en el precio de la vivienda, según los últimos datos. Además en Alemania y Japón el mercado ha estado abatido durante una década.
Pero como señala más tarde, esto puede ser debido a que son datos interanuales y no mensuales. De momento, el impacto de la crisis crediticia, restringiendo las concesiones de préstamos hipotecarios, está teniendo un efecto negativo en la demanda tanto en Europa como en América. Esto, según The Economist, permite asegurar que los datos serán menos tranquilizadores en 6 meses.
Otros mercados con riesgo
Para el semanario, el Reino Unido es algo parecido a una excepción, ya que la construcción de viviendas sólo ha crecido un 12% entre 1996 y 2006. Esto podría explicar la subida de los precios de la vivienda, y podría llevar a pensar que una caída de los precios es menos probable allí.
Pero The Economist recuerda que los potenciales compradores se van a ver igualmente afectados por el cambio de actitud de las entidades financieras, lo que lleva a Capital Economics a pensar en caídas del 20%.
Australia y Nueva Zelanda son otros dos casos particulares pero que también tienen riesgos de descensos. Ambas se han beneficiado de las subidas de las materias primas y del crecimiento del empleo en la construcción. Sus bancos centrales han respondido endureciendo su política monetaria y para encontrar la última reducción de tipos hay que remontarse más de cuatro años. El problema aquí es que la vivienda se ha encarecido un 70% en comparación con los salarios en Nueva Zelanda, el nivel más alto de todos los países que sigue Goldman Sachs.
Si la debilidad de precios de la vivienda realmente se extiende globalmente, puede tener consecuencias económicas importantes. Hay un grand debate sobre la importancia del "efecto riqueza" que produce el alto precio de la vivienda en los consumidores. Pero lo que está claro es que difícilmente ayudará que justo cuando el valor de las propiedades inmobiliarias parece que va a bajar, el precio del combustible y los alimentos empieza a subir.
1 comentario:
muy cierto.
Pero cuando las constructoras suspenden pagos, los inmigrantes van a la calle, las inmobiliarias cierran... los arquitectos siguen teniendo trabajo...verdad Luki?
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