Es la hora que reza el título y no logro encontrar una motivación aparente para mantener la mente viva. Pienso que sólo cuando dejas de jugar, se envejece... He llamado a Cristina y me siento culpable pues estaba en el 5º o 6º sueño... Es otro de mis días estúpidos, noche más bien, esos que me llenan de inspiración sin motivación, ganas de acometer sin destino o meta... Me tomo un batido de chocolate con un poquito de Barceló Imperial y me digo, ¿qué demonios? Mañana no habrá monte... pero seguro que habrá bici... Significa que estoy cambiando. El hombre que rie pasa olímpicamente de reir, quiere como nadie a los que cree que remuneran tal cariño pero no necesita de otra meta más que el propio conocimiento, crecimiento y lógica, sú lógica, que no cuadrícula. No importa si a uno lo entienden o no, importa pensar que quizá alguno piensa en él lo mismo que uno piensa en ellos... Saber que a alguien le importas es reconfortante, ¿no? Por lo menos siempre me quedará la bici, por lo menos esas 2 o 3 horas que paso sobre ella, sí, sufriendo, vale, son horas -serán, espero- en que la mente cavila el rumbo a tomar en su rosa de los vientos. Es un consuelo.
Y ahora, Juliette, vas y lo cascas...
Y ahora, Juliette, vas y lo cascas...
2 comentarios:
"No importa si a uno lo entienden o no, importa pensar que quizá alguno piensa en él lo mismo que uno piensa en ellos..."
Estoy segura de que tú desde allí y yo desde aquí, de alguna manera nustras almas a veces se unen para formar una sóla sin que los dos lo sepamos.
La verdad es que no sé qué contestarte... tú lo has definido mejor que yo!!!
Publicar un comentario