20 mayo 2009

Con los pies en el suelo

Abres los ojos. Suspiras. Les cierras de nuevo. Te estiras. Vuelves a abrir los ojos y esta vez te incorporas echando desesperadamente de menos el tacto de la almohada. Te frotas los ojos y vuelves a suspirar. Apartas la manta y colocas los pies en el suelo. Lo sentimos. Acabas de provocar irremediablemente el comienzo de un nuevo día.

Hoy no pertenezco al mundo, aparento ser yo pero en realidad no hay nadie dentro. Quiero algo pero ni me molesto un segundo en buscarlo. No es por pereza, ni siquiera es por miedo. Es por puro y duro estancamiento. Como no sé exactamente qué es, no lo busco. Quizás realmente no quiera nada…

Hay silencio. Aún resuena su voz en mi cabeza. Me habla de un dolor compartido. Lloro por dentro un rato. Es una biblioteca y esta prohibido sollozar. Piense lo que piense seguiré igual. Es frustrante. Supongo que es culpa mía por aprender a escucharme tan bien. Cuando el corazón quiere hablar, es complicado concentrar el cerebro para que memorice estupideces. No quisiera pecar de niñata quejica incomprendida. Es igual, se que no molesta. Cuando los gritos van por dentro, nadie gira la cabeza.

3 comentarios:

angeloso dijo...

muy bueno juliette, y con mucho sentimiento por lo que leo...

un par de cosicas:
no pecas de niñata quejica incomprendida (o eso espero, sino yo sería otra.... ^^)
es comprensible y no es ser quejica

y cuando los gritos van por dentro nadie gira la cabeza, salvo los que saben oirlos xD

anímate mujer, que los recuerdos y la nostalgía son bonitos mientras no duelan

Juliette dijo...

Gracias, pero en el fondo estoy mejor de lo q escribo... supongo. La gente q sabe apreciar los gritos de dentro por desgracia creo q escasean bastante... por lo menos en mí.

ladiya dijo...

bonito

muy real


juliette tu haz como la cancion...

GRITAA!!

y si no te escuchan... GRITA!!!!



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