El cuenta-penetraciones por Josep Tomás

Obama, ilusionando.

Como no me gusta dejar las cosas a medias, antes de adentrarnos en el tema al que hace referencia el inquietante titular del post de hoy, vamos a comentar un par de cositas.

En primer lugar, celebrar una noticia. ¿Recordáis el caso que comentábamos hace unos días de un misterioso 'asesino' de muñecas hinchables? Pues bien, la policía australiana ha detenido por fin al autor de los hechos. Se trata de un joven de 23 años que fue capturado cuando iba a intentar una nueva fechoría, otra vez en el mismo sex-shop, por cuarta vez. El asesino siempre vuelve al lugar del crimen. Lo sabe hasta Rubalcaba.

Otro fleco: la 'Obamamanía', de la que ni siquiera se ha podido librar esta 'Cama redonda'. En la foto que acompaña este texto, encontrada por azares de la vida en un foro de internet, parece que hay otros motivos, menos etéreos, por los que Obama despierta ilusión. Hace unos meses comprobamos la 'grandeur' de Sarkozy, gracias a un video colgado en YouTube. Ahora nos encontramos con esta prueba definitiva que demuestra que, por lo visto, el tamaño sí importa.

Y ahora sí. Como hacen en algunos programas de televisión, donde primero hablan de sucesos, crímenes, intoxicaciones o reyertas y, a continuación, chapotean en la ciénaga del corazón, vamos con la noticia amable de la semana: ¡señoras y señores, acaba de nacer el cuenta-penetraciones! Así, como suena. Bueno, también le llaman 'cuenta-empujones' o 'cuenta-poll... (azos)', pero la primera opción suena mucho más sexológica y seria.

Para demostrar que no se trata de un producto elaborado por mi mente enferma, aquí os pongo el link de una empresa británica on-line que lo comercializa por sólo 9,99 libras esterlinas (en el teclado de mi ordenador no está el simbolito de la ele con los dos palitos, con lo mono que es). Teniendo en cuenta la paridad actual entre la moneda británica y el euro, podéis comprobar que se trata de un precio módico. El artilugio en cuestión funciona de la misma manera que un podómetro. Se trata simplemente de un contador adherido a un anillo para el pene. Lo de costumizar el 'cockring' de toda la vida no es ninguna novedad. En el mercado podemos encontrar anillos con todo tipo de adornos, protuberancias o cápsulas vibradoras con la finalidad de optimizar sus prestaciones: a la vez que potencia y prolonga la erección del pene se consiguen otros efectos colaterales, como la estimulación del clítoris. Sin embargo, nunca hasta el momento nadie había caído en la cuenta de convertir el anodino anillo en un instrumento de medida.

El cuenta-penetraciones.

El objetivo del 'cuenta-penetraciones' es muy discutible. Como no sea echarse unas risas y organizar unos particulares juegos olímpicos con la pareja, poco interés le veo. La verdad es que bastante estrés soportan muchos hombres a la hora de satisfacer sexualmente a sus parejas como para ponerse exquisitos en cuanto al número de embestidas. ¿Os imagináis cómo serán las conversaciones postcoitum de sus usuarios? "Cariño, no lo entiendo, el sábado pasado llegaste al orgasmo con sólo 50 penetraciones, en cambio esta semana has necesitado 70. ¿Ya no te gusto?". Por otro lado, el hecho que el visor sólo tenga capacidad para cinco cifras, con lo cual el límite es de 99.999 penetraciones, puede suponer un handicap para los imitadores del conejito de las pilas alcalinas...

Bromas aparte, bastante sobrevalorada está la penetración (para algunos, la única forma de lograr o proporcionar placer sexual), como para encima ahora posibilitar llevar las cuentas. La obsesión por batir marcas, sexualmente hablando, está llegando demasiado lejos. O quizás en algunos departamentos de I+D abusan de ciertas sustancias ilegales...

Pd: fijo que si Ángel se lo pone revienta el aparato al necesitar un sexto dígito XD