11 julio 2008

Nada

Própositos, palabras y voces. Siempre acabo sudando de madrugada con las sábanas enredadas entre las piernas. Intento mantener mi mente concentrada en sueños fabricados pero no hay manera de apagarme. Me siento vacía, como si no tuviese ni aire. Espesa, torpe y perdida. No escucho nada porque todo el mundo duerme. Cabrones con suerte. Me duelen los ojos por leer sin ganas y el corazón de buscar tantas razones para justificar algo que ni sé. Una idea te obsesiona desde el momento en el que tú decides obsesionarte por ella. Son más de las cuatro. Más de tres horas de completa gilipollez rebotada en una almohada aburrida de mí. Quiero gritar, arrancarme los ojos o adelantar el reloj. Es imposible obligarte a dormir. Calor y vueltas, y vueltas y vueltas, y más calor. No hay postura, no hay ganas, no hay nada.


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