24 junio 2008

Nada

Sin horarios vuelve el tiempo para pensar. Para prestar atención a las desilusiones y a los sueños. El tiempo libre para los pantalones cortos, las gafas de sol y el agua. Un mes para mí y para mis cosas. Enterito. Sin más obligaciones que las que quiera imponerme.

Cierro una etapa. Hoy no me preocupan mis entrañas. He tenido una tarde de secretos, de amistad añorada y dulce. Mis pies ahora se deleitan descalzos con el roce de la alfombra. La música no para de envolverme, desarmando ilusiones y recordando caminos que no elegí.

Nadie me enseñó a comerme el mundo con la mirada. Por eso miro de reojo, escondiéndome detrás de los rizos, con miedo a que algo se cumpla y me quede grande. Vulnerable, de derretir fácil. Conformista pero soñadora hasta la parte más profunda de mi médula.

Puedo derramar lágrimas dulces por la suavidad de una melodía. Por la belleza de un instante. Por la ternura de una caricia robada. Escucho una canción siete veces y busco la octava. Pero por mucho que me empeño, cuando abro los ojos, no queda nada.

2 comentarios:

quillo_3 dijo...

Yo nunca he creido que esas cosas se pierdan... todo lo contrario, nunca se es el mismo que antes de esos instantes!!! Me encanta como eres...

ladiya dijo...

k bonito
me encanta, como casi siempre, por no decir "siempre".


Feliz veranito!!



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