02 junio 2008

El arca de Noé a 145º bajo cero

A 145 grados bajo cero, donde ya no hay un hálito de vida posible, el proyecto Brehm conserva en cambio la vida para el futuro. Con el nombre del avanzado zoólogo del siglo XIX Alfred Brehm, que documentó las especies en «La vida animal de Brehm», uno de los centros líderes del mundo en investigación ha creado un banco de células madre de toda la fauna salvaje mundial.

La documentación completa de la existencia animal sobre la tierra «ha sido siempre un desafío para la ciencia, así como un deber para con las siguientes generaciones», dice la Sociedad Fraunhofer de investigación, que ahora afirma haber recogido el guante y «elegido un método moderno» para lograrlo: la crionización de células madre de todas las especies.

En riesgo de desaparecer

«Kryos», del griego, significa frío, y en la operación se trata de guardar para el futuro la herencia genética animal sobre la tierra, según explica el catedrático Günter Fuhr, director del equipo Fraunhofer del Sarre y presentado durante la cumbre en Bonn sobre Conservación de la Biodiversidad. El Cryo-Brehm o «Banco de células de animales salvajes Alfred Brehm», en honor del citado naturalista, muerto en 1884, tendrá su sede en Lübeck ante el mar Báltico y, en el afán por salvaguardar la biodiversidad del planeta y en especial de las numerosas especies en extinción, resulta parangonable al búnker noruego de la isla de Spitzbergen, en cuyo interior un equipo de botánicos está congelando las semillas de todas las plantas de cultivo del mundo.
El proyecto de Lübeck documentará la totalidad de la población animal salvaje mundial. El Fraunhofer de Biotecnología Marina EBM (Lübeck) es líder mundial en el ámbito de la crioconservación y, entre otras actividades, mantiene un crio-banco de VIH, el patógeno que provoca el sida. Ambas instituciones, coordinadas con una red de parques zoológicos, lanzan con el Cryo-Brehm un archivo que almacena y documenta las células madre congeladas de animales salvajes.

Según explican fuentes del EBM a este diario, en el proceso «no se manipula con animales vivos» ni estos sufrirán por tanto daño alguno: las especies que irán a parar a este banco de datos «serán donadas por los zoológicos cuando los animales mueren» accidentalmente o al nacer. En primera instancia del proceso de crioconservación, un veterinario obtiene tejido muerto del animal y, de éste, procede a aislar células madre. De seguido, éstas son congeladas a 145° centígrados bajo cero por medio de la aplicación de nitrógeno líquido. A esta temperatura las células pueden permanecer sin deterioro miles de años y ser una valiosa reserva para el futuro, según el profesor Charli Kruse, que es uno de los expertos en el aislamiento de células madre a partir de tejido humano glandular.

No sustituye a la conservación

Pero el Cryo-Brehm no puede ser entendido, explicó este padre del proyecto durante la presentación, como un sustitutivo de la conservación de los biotopos y la protección de las especies, y aclaró la función futura de estos bancos genéticos, comparando su importancia «para nuestros descendientes como lo han sido para nosotros los campos petrolíferos o las minas de metales».

Al parecer uno de cada cuatro mamíferos, una de cada ocho aves y más de las dos terceras partes de todas las especies vegetales están amenazados hoy de extinción. Rusia, Reino Unido o EE.UU. entablan ya intentos comparables, pero el banco de Lübeck sería especial por la tecnología aplicada, según aseguró el ministro de Investigación y Ciencia de la región federada de Schleswig-Holstein, Dietrich Austermann, durante la presentación del proyecto en Kiel.

El político democristiano recordó que, mediante una técnica innovadora, en el Cryo-Brehm los científicos serán capaces de aislar y preparar, a partir de los tejidos, cultivos celulares limpios, estables y con una gran capacidad reproductiva, para su posterior almacenamiento en una moderna criobiblioteca, lo que calificó como «un verdadero hito en la conservación de la diversidad» del planeta.

El Cryo-Brehm parte del descubrimiento y la patente lograda, en 2004, por un equipo dirigido por el profesor Charli Kruse, entonces en cooperación con el Fraunhofer de Ingeniería Biomédica (IBE) de St. Ingbert, en Berlín, para aislar precisamente células madre a partir de tejidos muertos, sentando así las bases de la idea de un criobanco para almacenarlas. Las células madre tienen la doble ventaja de que encierran toda la herencia genética y, al tiempo, se reproducen y pueden transformarse en células de cualquier tejido.

El tamaño de las especies

Respecto al proceso de crionización, expertos del Fraunhofer aducen que hoy por hoy la congelación rápida y profunda es «la única posibilidad de mantener por largos períodos células animales vivas». Sobre la conservación, el director del IBMT y jefe del equipo del Sarre, Günter R. Fuhr, aduce la importancia del tamaño de las especies, ya que «animales completos de mayor tamaño que la cabeza de un alfiler no pueden ser congelados vivos y luego recuperados». Pero esto tampoco será necesario, ya que «en cada célula podemos encontrar toda la información de la especie y del individuo».

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