Apenas cena y ausente el desayuno. Una noche muy rara. Demasiadas conversaciones ebrias y sinceridad desenfrenada. Hubo risas pero no gritos. Tuvo un final perdido y vacío que se une a una mañana mareada. La desconexión buscada ha conseguido conectarme aún más. No tenía que haber salido pero por algo lo hice. No se puede controlar todo y yo no puedo estar en todas partes. No estoy arrepentida pero tampoco llegué contenta. El alcohol es un arma de doble filo y enfatiza lo que tienes dentro. Para bien o para mal. Yo no hablé pero me hablaron, con el corazón en un puño y la vergüenza en la otra mano. En ocasiones la saturación hace que pierdas hasta tu propio rumbo. Fue una noche importante pero no bonita. La mañana es incómoda y austera pero ya no siento angustia. Me espera un día de dolores de cabeza, palabras borrosas y miradas asustadas. Pero como dice mi madre: Mañana será otro día.
01 mayo 2008
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1 comentario:
parece inevitable y sin embargo cada día te aporta algo, algo diferente y bonito... siempre, sólo tienes que abrir un ojo para verlo...
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