¿El fin de la crisis de crédito y del ladrillo?

La interpretación mayoritaria entre los analistas de la recuperación de la bolsa en las últimas semanas -y de su resistencia a la baja en los últimos días- es que el mercado descuenta que lo peor de la crisis de crédito ha pasado y que a partir de ahora las cosas van a ir a mejor. Una teoría que tiene su respaldo en los últimos datos económicos y en algunos informes de analistas.

Pero ayer este escenario recibió un espaldarazo que puede ser decisivo de la mano de quien menos se podía esperar: el mismísimo Alan Greenspan, el mítico expresidente de la Reserva Federal. Sí, sí, el mismo Greenspan que había dicho que la crisis actual es la peor desde la Segunda Guerra Mundial.

Pues bien, resulta que ayer dio una conferencia en Nueva York en la que dijo literalmente que "lo peor de la crisis de crédito ha pasado". No hay informaciones sobre cuáles son las razones de este cambio tan brusco de opinión, puesto que los medios de comunicación estaban vetados y las informaciones provienen del testimonio de los asistentes a la conferencia, citados por Reuters.

Además, Greenspan dio otras predicciones bastante más negativas. Por ejemplo, dijo que los precios de la vivienda "todavía tienen un largo camino bajista por delante" y se mostró escéptico de que puedan estabilizarse antes de fin de año. Asimismo, señaló que "es probable que la economía de EEUU se mantenga deprimida durante un largo período de tiempo" y pronosticó que la inflación se mantendrá elevada, entre el 4% y el 5%, a largo plazo, según Bloomberg.

Es cierto que estas noticias son confusas y aparentemente contradictorias. Pero el hecho de que el mismísimo Greenspan diga que lo peor ha quedado atrás armó un notable revuelo anoche en los medios digitales norteamericanos. Y posiblemente esta mañana, si las informaciones son más precisas, sirvan de detonante para nuevas subidas en las bolsas europeas.

Porque es evidente que el mercado se ha apuntado al optimismo, apoyándose en datos como el PIB del primer trimestre (que creció al 0,6%) o el paro de abril (que aumentó mucho menos de lo esperado). Aunque la crisis está lejos de terminar y las cosas siguen muy deprimidas, estas cifras demuestran que la recesión no será demasiado profunda y, en consecuencia, que en los próximos meses las cosas deben mejorar. Aparte de que la bolsa siempre descuenta el futuro, la caída del primer trimestre había descontado el peor mundo posible, algo que ahora parece que no va a confirmarse.

Fuente: Bolságora