El secretario del PSRM-PSOE, Pedro Saura, explicó ayer que el proyecto para enviar agua del Ebro a Barcelona «es excepcional y va destinado al abastecimiento humano. Se trata de aprovechar concesiones de los regantes de Tarragona que no se utilizan». A la pregunta de si no considera discriminatorio que se plantee ahora un trasvase del Ebro, cuando se ha negado en los cuatro años anteriores, el secretario de los socialistas murcianos respondió que el Gobierno de Rodríguez Zapatero «no está en contra de las transferencias de agua allí donde sean rentables económica, social y medioambientalmente. Dentro de esta posición, creemos que puede ser beneficioso para el Trasvase Tajo-Segura, que además debe ser modificado para alcanzar los 600 hectómetros cúbicos anuales a los cuales tenemos derecho». Saura insistió en que el Gobierno central «está a favor de los trasvases y seguimos pensando que el Tajo-Segura tiene que dar respuesta todas las demandas de nuestra agricultura, ya que el abastecimiento para la población está asegurado con la desalinizadoras».
Apuntó que la transferencia «puntual» que se proyecta para la Barcelona «legitima que se deba consolidar el Tajo-Segura». Reiteró el mismo argumento ante la pregunta de por qué se enviaba agua del Ebro a Cataluña y no a Murcia. «Lo importante es que el Gobierno de la nación está a favor de los trasvases».
Rechazo en Tortosa
La Plataforma en Defensa del Ebro (PDE) consideró ayer un «acto de traición» el proyecto de trasvase del Ebro que plantea el Gobierno central y la Generalitat hacia Barcelona para hacer frente a una situación de emergencia, dada la actual situación de sequía.
La plataforma hizo un llamamiento a la movilización «de la gente del territorio, y de toda Catalunya» ante la propuesta de trasvase de los gobiernos catalán y español. Además, pidió a la clase política «coherencia y cerrar filas», ante lo que consideraron una «traición a Terres de l'Ebre», informa Efe.
El presidente de CiU, Artur Mas, remitió a José Montilla una carta en la que se ofrece a llegar a acuerdos sobre la interconexión del Ebro con Barcelona si se aceptan, entre otras condiciones, soluciones a largo plazo, como el trasvase del Ródano y las desalinizadoras.
Cataluña sí, Murcia no
A este paso, va a resultar que el consejero Antonio Cerdá llevaba razón cuando declaró a este periódico que Cataluña conseguirá de una forma u otra lo que quiera captando o trasvasando el agua que necesite del Ebro. Es la opción más lógica, aunque sea a través de la compra de derechos de agua a los regantes, como se hace en el Segura desde hace dos años adquiriendo caudales de Estremera y Aranjuez, en el Tajo. La prolongación del trasvase de Tarragona es la solución técnicamente más viable para los ingenieros de caminos, que de esto saben algo.
Poco se puede objetar cuando se trata de asegurar el abastecimiento para la segunda ciudad española (o del Estado español, que dirían otros). Lo que sí se puede objetar es el empeño de los gobiernos central y catalán, junto con el PSOE, de querer disfrazar cualquier proyecto de auxilio a Barcelona evitando pronunciar la palabra trasvase, y menos relacionarla con el Ebro. Cuando se ha estado durante cuatro años en la pasada legislatura, y otros cuatro con Aznar, rechazando por todos los medios el trasvase del Ebro, resulta muy duro ahora tener que tragarse las palabras y discursos para hacer lo que dicta el sentido común.
Es cierto que una transferencia de 50 hectómetros del delta a Barcelona no es lo mismo que otra de 460 hectómetros hasta Murcia. Pero no es ése el debate, sino la discriminación que supone abrir un grifo para unos y cerrarlo para otros, cuando además se derrumban los cimientos de una doctrina que demonizaba los trasvases porque no sobraba agua en ningún río. ¿Les suena a algo? Zapatero empezó el 2004 derogando el trasvase del Ebro, pero ahora empieza la siguiente legislatura autorizando, también por vía de urgencia, ese trasvase (o captación puntual), aunque sólo para Cataluña.
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Sacado de laverdad.es
Apuntó que la transferencia «puntual» que se proyecta para la Barcelona «legitima que se deba consolidar el Tajo-Segura». Reiteró el mismo argumento ante la pregunta de por qué se enviaba agua del Ebro a Cataluña y no a Murcia. «Lo importante es que el Gobierno de la nación está a favor de los trasvases».
Rechazo en Tortosa
La Plataforma en Defensa del Ebro (PDE) consideró ayer un «acto de traición» el proyecto de trasvase del Ebro que plantea el Gobierno central y la Generalitat hacia Barcelona para hacer frente a una situación de emergencia, dada la actual situación de sequía.
La plataforma hizo un llamamiento a la movilización «de la gente del territorio, y de toda Catalunya» ante la propuesta de trasvase de los gobiernos catalán y español. Además, pidió a la clase política «coherencia y cerrar filas», ante lo que consideraron una «traición a Terres de l'Ebre», informa Efe.
El presidente de CiU, Artur Mas, remitió a José Montilla una carta en la que se ofrece a llegar a acuerdos sobre la interconexión del Ebro con Barcelona si se aceptan, entre otras condiciones, soluciones a largo plazo, como el trasvase del Ródano y las desalinizadoras.
Cataluña sí, Murcia no
A este paso, va a resultar que el consejero Antonio Cerdá llevaba razón cuando declaró a este periódico que Cataluña conseguirá de una forma u otra lo que quiera captando o trasvasando el agua que necesite del Ebro. Es la opción más lógica, aunque sea a través de la compra de derechos de agua a los regantes, como se hace en el Segura desde hace dos años adquiriendo caudales de Estremera y Aranjuez, en el Tajo. La prolongación del trasvase de Tarragona es la solución técnicamente más viable para los ingenieros de caminos, que de esto saben algo.
Poco se puede objetar cuando se trata de asegurar el abastecimiento para la segunda ciudad española (o del Estado español, que dirían otros). Lo que sí se puede objetar es el empeño de los gobiernos central y catalán, junto con el PSOE, de querer disfrazar cualquier proyecto de auxilio a Barcelona evitando pronunciar la palabra trasvase, y menos relacionarla con el Ebro. Cuando se ha estado durante cuatro años en la pasada legislatura, y otros cuatro con Aznar, rechazando por todos los medios el trasvase del Ebro, resulta muy duro ahora tener que tragarse las palabras y discursos para hacer lo que dicta el sentido común.
Es cierto que una transferencia de 50 hectómetros del delta a Barcelona no es lo mismo que otra de 460 hectómetros hasta Murcia. Pero no es ése el debate, sino la discriminación que supone abrir un grifo para unos y cerrarlo para otros, cuando además se derrumban los cimientos de una doctrina que demonizaba los trasvases porque no sobraba agua en ningún río. ¿Les suena a algo? Zapatero empezó el 2004 derogando el trasvase del Ebro, pero ahora empieza la siguiente legislatura autorizando, también por vía de urgencia, ese trasvase (o captación puntual), aunque sólo para Cataluña.
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