Sí, el título del post de hoy se las trae... ¿No os pica la curiosidad? Igual no, pero el rafe medio seguro que os ha picado en más de una ocasión y vosotros sin saberlo... E incluso puede darse el caso de que más de uno se ponga como las cabras cuando se lo manipulan... De hecho, se trata de una de las zonas erógenas por antonomasia en el hombre...
Ay, ¿qué será? Mejor dicho: ¿dónde estará?... Si esto fuera un programa de tele, ahora vendría un bloque de publicidad, cortito (de esos de 20 minutos) y en su transcurso resolveríamos la intriga. Sin embargo, como no es el caso, ahí va: estamos hablando del rafe medio escrotal. ¿Ah, era eso? Pues sí, siento desilusionar a alguien, pero no me negaréis que lo de 'rafe medio' es inquietante...
Parece ser que rafe medio, como tal, lo tenemos a lo largo del cuerpo y, diciéndolo a lo bruto, es como una especie de costura que se produce durante nuestro desarrollo embrionario. En los genitales masculinos consiste en la línea de piel más oscura que tenemos a lo largo del pene, en la parte inferior, y que desemboca en el escroto, dividiéndolo en dos partes y que continúa su camino a lo largo del perineo hasta llegar al ano. No tiene pérdida. Como bien saben los que han sufrido alguna operación quirúrgica, la piel cicatrizada suele ser muy sensible a la estimulación, sobre todo oral. Tres cuartos de lo mismo sucede con el rafe medio escrotal, pues se trata de una piel muy fina, muy irrigada y rica en terminaciones nerviosas que lo convierten en una verdadera bomba sensual. En el caso del rafe medio perineal, su estimulación manual suele ser una aproximación menos agresiva y espectacular (porque no conlleva ninguna manipulación anal) a la hora de encontrar el punto G masculino (o sea, la próstata).
Toda esta cuestión viene que ni pintada para hablar de algunos puntos erógenos de nuestra anatomía que suelen estar injustamente olvidados y que solemos pasar por alto en aras de la economía de medios que suelen caracterizar nuestras relaciones sexuales habitualmente apresuradas. Bueno, los que se montan una historia de las mil y una noches en cada una de sus cópulas, que no se sientan aludidos. Y en cuanto al rafe escrotal, sí, es verdad que en algunos puestos de trabajo los hay que se pasan el día entero estimulándoselo... Pero no hablamos de eso.
Para enmarcar todo este asunto conviene hablar del 'petting', otro gerundio inglés (a lo tonto a lo tonto, vamos a acabar dominando esa lengua) que hace referencia a todas las prácticas sexuales que no comportan una penetración. Vamos, lo que siempre se ha llamado 'darse el lote' o 'enrollarse'. Caricias, besos, lametones, restregones... O 'hacer el amor vestidos', como lo denominó una chica un día en el encuentro digital de los viernes, en un rapto de lirismo extraordinario. Al menos eso era el 'petting' antes, porque gracias a la serie 'Física y química', de Antena 3, he descubierto que ahora suele aderezarse esta actividad con todo tipo de estimulantes... Ay, ¡estos guionistas! Para los que no lo tengan muy claro, éste juego os puede ayudar a despejar dudas...
Está claro que el 'petting' (no tiene nada que ver con los 'petas') suele practicarse de manera más habitual en la adolescencia, sin embargo muchos terapeutas sexuales suelen recomendarlo a sus pacientes para 'resensualizar' relaciones de pareja que pasan por horas bajas. Nunca es tarde para descubrir ciertas cosas...
3 comentarios:
aupa el petting, asi ahorrariamos la llegtada d muchos niños estupidos a nuestro mundo
CON LOS HUEVOS COLGANDO...
Modelo talibán, con los huevos colganderos!!!
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