Día estúpido. A veces me siento, o recaigo, en este tipo de días. Comienzan las vacaciones, no tengo nada que hacer. Me digo que puedo ponerme a ver alguna película y lo hago. Termino de ver Smoke pero aún gustandome no encuentro un por qué para ver otra. Pienso en que puedo leer a Firmín, la ratita del libro que estoy leyendo, nacida en una librería antigua, de las que pocas quedan y que vive de los sueños que crea gracias a Tolstoi, Flaubert, Shakespeare, Mann... Es un libro idóneo para una tarde solitaria. Pero no llueve...
Pienso en ponerme con algún comic. Tengo unos cuantos pendientes. Sí, siempre me pasa lo mismo: compro películas, libros y comics a mayor ritmo del que necesito para acabarlos. La avidez, ya se sabe, gula cultural. ¡Qué gafapastada de metáfora!
Observo mi alrededor...
Se supone que soy mayor pero me gusta jugar con mis pequeñines. Mi última adquisición es un potato-soldado imperial. Un rato después me canso... Es el problema de ser adulto, ya las horas no las puedo pasar interminables con ellos y supongo que cuando salga de la habitación hablarán entre ellos para llegar a conclusiones sobre por qué estoy tan raro o si habrán hecho algo mal para que no juegue ya tanto con ellos. Por cierto, Frodo y Sam han descubierto que son gays...
Decido que me agobio en un cuarto cerrado. Cojo la cámara, a Firmin y salgo a la calle sin un rumbo fijo... Solo sé que a las 10 he quedado con los perros de mis amigos.
Por el camino decido ir al corte inglés a echar un vistazo y vuelvo a reafirmarme en lo estafadores que son... ¡8 euros por un librillo de 70 páginas de Borges!
Al pasar por Las Claras veo que hay una exposición de Tristán-Garcia y no me defrauda... el primitivismo es un estilo que me encanta. Sus composiciones hacen de lo simple, prehistórico, algo muy bello... Decido que cuando tenga una casa quiero tener cuadros así, aunque con menos pasta, claro.
Por fin giro una esquina y salgo a la plaza Santo Domingo. Me choca no sentirme como otras veces. La plaza, al igual que la adyacente Trapería está rebosante de paseos, charlas, risas y compradores del gato, la lotería famosa de esta calle. Normalmente ante estas cosas me entrego a ese barullo y encuentro cierto bienestar pero hoy no es el caso. Es un día estúpido...
Al pasar por la puerta de un café veo que tiene buena luz. Me siento y saco a Firmin que me cuenta que se ha hecho amigo de un humano, un escritor bohemio que más tarde tendrá renombre. Por lo menos él está contento. Así sigo, unas 50 páginas más hasta que veo que es casi la hora. Pago y voy a Troya, mi cerveceria preferida.
Lo primero que hago nada más entrar es pedir una DAB que es lo suficientemente flojita como para esperar a que lleguen los demás. El primero en hacerlo es Feni, que me trae la sorpresa del dvd de ACDC que le presté. Charlamos un rato y aparece Alfonso, momento en el que me cuentan que David va a venir... ¡y yo me he traido la cámara! ¡Mierda! Cuando éste aparece me temo lo peor... pero luego resulta que la conversación es interesante: que si tripode, que si objetivo, que si luminosidad... Cosas de esas que hacen que Alfonso y Feni se aburran.
Me doy cuenta de ello y me pongo a hablar con el Feni de música, que pese a ser medio punkarra (musicalmente hablando) es de los tios más entendidos que conozco en esto. Así pasa media hora y aparece Carlos que se sienta sin pedirse nada. Solo Alfonso parece tener ganas de emborracharse... Yo, como soy un alcohólico, o eso dicen, me pido una Erdinguer a la vez que le pido una Trapiste Rochefort, fuerte como ella sóla, a Alfonso que se ve que tiene ganas de pillarse un pedo de campeonato ya que le ha soltado correa la novia. Ah, sí, y una fanta a David que tiene no sé qué de unos análisis. Al volver se levanta la gente que ocupa la mesa de al lado y nos trasladamos porque es más grande. Charlamos cada uno de sus cosas, bueno, mentira... Carlos está mudo. Él sabrá. Ni siquiera intuyo qué le pasa. Por más que intento que hable no consigo que diga nada. Luego la regla la tengo yo... Ah, y el Feni está marginado en una esquina. Pobre.
Llega Pg un muchito tarde. La novia es la novia. Nos pedimos más cervezas y continuamos charlando y charlando hasta que se va David, tempranito como siempre, y después el sangrante Carlos. Será que se olvidó traerse una compresa... Llega la novia de Alfonso con amigas suyas y aunque no tengo ni puta gana de saludar a nadie ni tampoco de presentaciones debo hacerlo. Ay, cuanta falsedad y qué mundo éste. Alfonso ya va borracho por las tres cervezas "strong" que se ha tomado aunque su novia le sigue de cerca. Se va. La correa no daba para más... Así que ahí estamos Pg, Feni y yo.
Tras terminar las cervezas que quedaban decidimos ir a buscar a un amigo y resulta ser imposible encontrarlo, cosa que no ocurre con Feni que se va parando cada dos metros: ¡hola! ¡hola! ¡hola! Nos movemos hacia el tontodromo y allí tras un pequeño debate sobre mi intransigencia con los putos emos o cómo habría que matar a todos los skins, con Feni en contra, nos despedimos de Pg. Yo por mi parte sigo estúpido, aunque no lo exteriorice. No puedo irme así a casa por lo que decido acompañar a Feni un rato. Paseamos, le pitarán los oidos a más de uno y en la plaza de la catedral nos paramos a seguir debatiendo posturas. Semana Santa, odios de una ladiya, infancias, recuerdos y Feni un chicle que se termina.
Viendo lo tarde que es decidimos reemprender la marcha. Justo entre la plaza y la gran vía encontramos la librería que bien podría ser la casa de Firmín. Siempre me ha dado mucho respeto esa librería. Feni dice que debería entrar alguna vez pero siempre que lo he intentado me siento no merecedor de ello, como si no estuviera a la altura de lo que hay allí dentro... Qué estúpido, ¿no? Vaya día...
Ya en la gran vía decidimos separarnos. Ya nos veremos este fin de semana o si no en las fiestas de la primavera que son dentro de nada.
Por delante me queda un ratito de caminata y me pongo en el mp3 una selección que hice para Juliette... Cuando paso por una bocacalle me paro a mirar cómo yo no soy el único que se siente sólo...
Me doy cuenta de qué mala suerte es la de vivir a tantos kilómentros. Me imagino retrocediendo al comienzo de este día tan estúpido y llamando a Juliette que sin ningún reparo quedaría conmigo para irnos a alguna cafetería a charlar de nuestras cosas, de por qué a veces teniendolo todo, con la sartén por el mango, hay días en que se te nubla el mundo, sin siquiera estar lloviendo. Pero ella vive lejos y es muy tarde como para llamarla. A lo mejor está con Igor. Cristina estará ya durmiendo. Todo esto me lo habría ahorrado si ella no hubiera tenido que trabajar. Qué mujer... ¡es tan mujer para todo! Supongo que la echo de menos pues llevo casi una semana sin verla. Me consuelo con que ahora toda la semana santa la tenemos para nosotros, para viajar por Sevilla, por Cádiz, por Córdoba... ¡Sólos, por fin sólos! ¡Qué gusto! Me hace falta, mucha falta...
Para hacer el camino más llevadero voy parandome para hacer fotos... Me encanta la ciudad tan callada, es perfecta hora para como me siento. Bueno, casi, siempre pasan gilipoyas borrachos que joden la marrana durante unos instantes con voces, carcajadas estúpidas, alcoholizadas...
Llego por fin a mi casa... El colegio está oscuro... Tengo suerte de vivir donde vivo...
Entro en mi habitación y me cambio de ropa para dormir. A la mañana siguiente descubro que el día anterior fue tan estúpido que dormí con una camiseta puesta del revés.
Pienso en ponerme con algún comic. Tengo unos cuantos pendientes. Sí, siempre me pasa lo mismo: compro películas, libros y comics a mayor ritmo del que necesito para acabarlos. La avidez, ya se sabe, gula cultural. ¡Qué gafapastada de metáfora!
Observo mi alrededor...
Se supone que soy mayor pero me gusta jugar con mis pequeñines. Mi última adquisición es un potato-soldado imperial. Un rato después me canso... Es el problema de ser adulto, ya las horas no las puedo pasar interminables con ellos y supongo que cuando salga de la habitación hablarán entre ellos para llegar a conclusiones sobre por qué estoy tan raro o si habrán hecho algo mal para que no juegue ya tanto con ellos. Por cierto, Frodo y Sam han descubierto que son gays...
Decido que me agobio en un cuarto cerrado. Cojo la cámara, a Firmin y salgo a la calle sin un rumbo fijo... Solo sé que a las 10 he quedado con los perros de mis amigos.
Por el camino decido ir al corte inglés a echar un vistazo y vuelvo a reafirmarme en lo estafadores que son... ¡8 euros por un librillo de 70 páginas de Borges!
Al pasar por Las Claras veo que hay una exposición de Tristán-Garcia y no me defrauda... el primitivismo es un estilo que me encanta. Sus composiciones hacen de lo simple, prehistórico, algo muy bello... Decido que cuando tenga una casa quiero tener cuadros así, aunque con menos pasta, claro.
Por fin giro una esquina y salgo a la plaza Santo Domingo. Me choca no sentirme como otras veces. La plaza, al igual que la adyacente Trapería está rebosante de paseos, charlas, risas y compradores del gato, la lotería famosa de esta calle. Normalmente ante estas cosas me entrego a ese barullo y encuentro cierto bienestar pero hoy no es el caso. Es un día estúpido...
Al pasar por la puerta de un café veo que tiene buena luz. Me siento y saco a Firmin que me cuenta que se ha hecho amigo de un humano, un escritor bohemio que más tarde tendrá renombre. Por lo menos él está contento. Así sigo, unas 50 páginas más hasta que veo que es casi la hora. Pago y voy a Troya, mi cerveceria preferida.
Lo primero que hago nada más entrar es pedir una DAB que es lo suficientemente flojita como para esperar a que lleguen los demás. El primero en hacerlo es Feni, que me trae la sorpresa del dvd de ACDC que le presté. Charlamos un rato y aparece Alfonso, momento en el que me cuentan que David va a venir... ¡y yo me he traido la cámara! ¡Mierda! Cuando éste aparece me temo lo peor... pero luego resulta que la conversación es interesante: que si tripode, que si objetivo, que si luminosidad... Cosas de esas que hacen que Alfonso y Feni se aburran.
Me doy cuenta de ello y me pongo a hablar con el Feni de música, que pese a ser medio punkarra (musicalmente hablando) es de los tios más entendidos que conozco en esto. Así pasa media hora y aparece Carlos que se sienta sin pedirse nada. Solo Alfonso parece tener ganas de emborracharse... Yo, como soy un alcohólico, o eso dicen, me pido una Erdinguer a la vez que le pido una Trapiste Rochefort, fuerte como ella sóla, a Alfonso que se ve que tiene ganas de pillarse un pedo de campeonato ya que le ha soltado correa la novia. Ah, sí, y una fanta a David que tiene no sé qué de unos análisis. Al volver se levanta la gente que ocupa la mesa de al lado y nos trasladamos porque es más grande. Charlamos cada uno de sus cosas, bueno, mentira... Carlos está mudo. Él sabrá. Ni siquiera intuyo qué le pasa. Por más que intento que hable no consigo que diga nada. Luego la regla la tengo yo... Ah, y el Feni está marginado en una esquina. Pobre.
Llega Pg un muchito tarde. La novia es la novia. Nos pedimos más cervezas y continuamos charlando y charlando hasta que se va David, tempranito como siempre, y después el sangrante Carlos. Será que se olvidó traerse una compresa... Llega la novia de Alfonso con amigas suyas y aunque no tengo ni puta gana de saludar a nadie ni tampoco de presentaciones debo hacerlo. Ay, cuanta falsedad y qué mundo éste. Alfonso ya va borracho por las tres cervezas "strong" que se ha tomado aunque su novia le sigue de cerca. Se va. La correa no daba para más... Así que ahí estamos Pg, Feni y yo.
Tras terminar las cervezas que quedaban decidimos ir a buscar a un amigo y resulta ser imposible encontrarlo, cosa que no ocurre con Feni que se va parando cada dos metros: ¡hola! ¡hola! ¡hola! Nos movemos hacia el tontodromo y allí tras un pequeño debate sobre mi intransigencia con los putos emos o cómo habría que matar a todos los skins, con Feni en contra, nos despedimos de Pg. Yo por mi parte sigo estúpido, aunque no lo exteriorice. No puedo irme así a casa por lo que decido acompañar a Feni un rato. Paseamos, le pitarán los oidos a más de uno y en la plaza de la catedral nos paramos a seguir debatiendo posturas. Semana Santa, odios de una ladiya, infancias, recuerdos y Feni un chicle que se termina.
Viendo lo tarde que es decidimos reemprender la marcha. Justo entre la plaza y la gran vía encontramos la librería que bien podría ser la casa de Firmín. Siempre me ha dado mucho respeto esa librería. Feni dice que debería entrar alguna vez pero siempre que lo he intentado me siento no merecedor de ello, como si no estuviera a la altura de lo que hay allí dentro... Qué estúpido, ¿no? Vaya día...
Ya en la gran vía decidimos separarnos. Ya nos veremos este fin de semana o si no en las fiestas de la primavera que son dentro de nada.
Por delante me queda un ratito de caminata y me pongo en el mp3 una selección que hice para Juliette... Cuando paso por una bocacalle me paro a mirar cómo yo no soy el único que se siente sólo...
Me doy cuenta de qué mala suerte es la de vivir a tantos kilómentros. Me imagino retrocediendo al comienzo de este día tan estúpido y llamando a Juliette que sin ningún reparo quedaría conmigo para irnos a alguna cafetería a charlar de nuestras cosas, de por qué a veces teniendolo todo, con la sartén por el mango, hay días en que se te nubla el mundo, sin siquiera estar lloviendo. Pero ella vive lejos y es muy tarde como para llamarla. A lo mejor está con Igor. Cristina estará ya durmiendo. Todo esto me lo habría ahorrado si ella no hubiera tenido que trabajar. Qué mujer... ¡es tan mujer para todo! Supongo que la echo de menos pues llevo casi una semana sin verla. Me consuelo con que ahora toda la semana santa la tenemos para nosotros, para viajar por Sevilla, por Cádiz, por Córdoba... ¡Sólos, por fin sólos! ¡Qué gusto! Me hace falta, mucha falta...
Para hacer el camino más llevadero voy parandome para hacer fotos... Me encanta la ciudad tan callada, es perfecta hora para como me siento. Bueno, casi, siempre pasan gilipoyas borrachos que joden la marrana durante unos instantes con voces, carcajadas estúpidas, alcoholizadas...
Llego por fin a mi casa... El colegio está oscuro... Tengo suerte de vivir donde vivo...
Entro en mi habitación y me cambio de ropa para dormir. A la mañana siguiente descubro que el día anterior fue tan estúpido que dormí con una camiseta puesta del revés.
5 comentarios:
la verdad k si parece un dia un poco estupido LOL
al menos las fotos "estupidas" molan
se echa en falta alguna en Troya... aunk seguramente la estupida Ladiya la habría estropeao...
por más dias estúpidos juntos!!
a por cierto k no se me olvide: GRACIAS POR EL DETALLE DE ANOCHE. FUE REALMENTE BONITO, NADIE HABÍA HECHO ESO ANTES... SUPONGO K ESA ES RAZON POR LA K A TI TE SIGO APRECIANDO Y NO SOLO TOLERANDO.
POR CIERTO, YO ME LAS CRUCÉ ANTES QUE TU LAS VIERAS EN TROYA.
No hay días estúpidos, sólo almas decaídas. Y a todos nos llueve el corazón sin verdaderos motivos de vez en cuando. Creo que es algo exclusivamente humano.
Claro que me hubiese tomado una cerveza contigo, pero también sabes de sobra que nuestra química se mantiene gracias a la distancia.
PD: Y mandamé la selección de música que me debes desde hace años de una p... vez!! So vago!
Claro está, pero a veces hace falta un buen oido...
Me alegro de que cuanto menos te lo pueda escribir...
vago es un rato sip
LOL
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