Qué se come cuando se descarta la carne.

"Imagina el menú: naranjas, mandarinas y chirimoyas, de primero. Ensalada de aguacates con lechuga fresca y rúcula, como plato principal. Y sésamo molido como postre. ¿Suena apetecible? Podría ser el menú de un restaurante vegetariano pero también de una persona vegana o crudívora. Existen más opciones alimenticias que dejan fuera de su dieta la carne aunque aún no son muy conocidas en España.

El no consumo de carne y pescado es lo que caracteriza a los vegetarianos, pero hay opciones que aún van más allá. Los veganos podrían entenderse como una rama del vegetarianismo, pero se diferencian en que sólo se alimentan con productos de origen vegetal, por lo que no toman otros como leche y huevos. Los crudívoros añaden un nuevo requisito a su dieta al consumir todos los alimentos sin preparación, es decir, crudos. Su alimentación se basa en vegetales en estado natural, fruta fresca sin pelar y frutos secos. Aquellos que se consideran frugívoros o frutarianos basan toda su dieta en la fruta, – fresca y desecada - bayas y frutos secos.

Detrás de todas estas corrientes se encuentran razones muy parecidas. Para David Román, portavoz de la Unión Vegetariana Española (UVE), «los planteamientos siguen criterios de salud, ética y ecológicos». Cada uno de estos colectivos defiende que su dieta es totalmente saludable y que aporta los nutrientes necesarios. La defensa de los animales y de la naturaleza son los otros dos argumentos y, en ocasiones, las personas que practican estas opciones alimenticias las plantean como «una medida de protesta y boicot al maltrato de los animales y la destrucción del medio ambiente», asegura Román.

Según la UVE, alrededor de un millón de españoles ha desterrado las carnes rojas de sus dietas, pero el número de vegetarianos «puros» es inferior, aunque no existen cifras precisas. Muchas otras personas pueden ser consideradas «vegetarianos ocasionales», puesto que no han dejado de consumir de manera definitiva carne pero se acercan a este otro tipo de dietas atraídos por la idea de comer cada vez más sano y la alimentación biológica.

En España la oferta para este tipo de consumidores va en aumento. Aunque aún estamos lejos de los niveles que se alcanzan en países como Reino Unido, Alemania y Estados Unidos, los restaurantes y tiendas especializadas se multiplican, sobre todo en las grandes ciudades. Un ejemplo es Ecocentro, desde donde se afirma que «los consumidores están ansiosos de novedades». Además, aseguran que, a pesar de lo que se pueda creer, "el gasto económico no es mayor que el de una persona que consume carne, puesto que, aunque los productos sean más caros, la compra que se hace es más racional y menos compulsiva».

Más allá del vegetarianismo: crudívoros y frugívoros

Baltasar Lorenzo –conocido como Balta– es toda una institución en el mundo crudivegano. Por su finca «La Cascada», en Málaga, pasan durante todo el año personas que se alimentan sólo de productos de origen vegetal y crudos. Este zamorano fue la primera persona en introducir el mundo crudívoro en España hace ya diez años y desde entonces sus seguidores han crecido. No existen números oficiales pero Balta estima que hasta 500 personas pueden seguir este tipo de dieta. «Hay personas que siguen los principios del crudiveganismo sólo en ciertas épocas del año, como en sus vacaciones, y otras lo vivimos de manera permanente», asegura Balta.

Las personas que se acercan hasta «La Cascada» se encuentran con sesiones de yoga, relajación y masaje pero, sobre todo, con la inmersión al mundo del crudiveganismo. Los crudívoros defienden los beneficios de no cocinar los alimentos «porque crudos conservan las bacterias que nos permiten producir las enzimas necesarias», afirma Balta, quien también asegura que «la dieta crudívora es recomendable tanto para un niño como para una persona mayor, siempre que se haga bien».

El respeto extremo por la naturaleza y la armonía con ésta es el principio de las dietas crudívoras y frugívoras. Balta asegura que los problemas de un crudívoro son, sobre todo, sociales, puesto que es una opción «poco conocida y aceptada» en nuestro país. Un paso más allá de los crudívoros se encuentran los frugívoros, con una alimentación basada en la fruta. El frugivorismo suele ser de tipo temporal, es decir, que las personas que lo practican suelen hacerlo durante un periodo de su vida pero no de manera permanente.

Los riesgos para la salud.

Pese a que todas estas alternativas alimenticias se consideren a sí mismas saludables, pueden suponer un riesgo para nuestro organismo si no se llevan a cabo de manera correcta. Eduard Baladía, de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (AEDN) advierte de que «cuantos más grupos de alimentos se eliminen, mayor será el riesgo para la salud». Las dietas vegetarianas se consideran totalmente saludables aunque, en algunos casos, podría ser necesario un aporte adicional de vitamina B12. Este aporte se convierte en obligatorio para los veganos, puesto que eliminan el consumo de huevos y leche.

Sin embargo, en el caso de los crudívoros, Baladía defiende que «el hecho de que los alimentos no estén cocinados no tiene por qué suponer un beneficio ni un déficit en lo que respecta a la salud. Lo importante es qué grupos de alimentos se consuman o se dejen de consumir. Si eliminan alimentos como los cereales, base de nuestra alimentación, sí existe riesgo de que aparezcan problemas», asegura Baladía."

Fuente: soitu.es