Caramelos

Las personas somos un minimundo con nuestras propias normas. A veces no entiendo nada y me dan ganas de aislarme en una isla por un tiempo. Estoy cansada de tanto trajín social. Y sin embargo, adoro conocer nuevos planetas. Descubrir las inquietudes y los pensamientos de cada personita que se cruza en mi camino. Sobretodo si su mirada habla más que su boca. Pero da lo mismo. Mientras el ser humano piense, seguiremos agobiados. Y mientras el ser humano se necesite, seguiremos haciendo daño. La perfección es imposible y la paciencia infinita también. Algunos deberían apreciarse más a sí mismos y otros aprender que no serían nadie si los demás no existiesen.

Por otro lado, lo correcto me resulta tan relativo… Lo que simplemente quieres contra lo que debes y también quieres. A veces odio la escala de valores y los listados de preferencias. Nos volvemos cobardes cuando las fantasías se acercan demasiado a nuestra realidad. Dan ganas de olvidar los principios y dejarte llevar por los impulsos. Pero yo no se vivir con remordimientos así que me autodetengo. Son tiempos complicados para la falta de crueldad en el corazón. Es mejor que un caramelo te deje buen sabor de boca, que querer probar más y acabar con empacho e incluso aborreciendo su sabor. Aunque tengamos que quedarnos con las ganas...