Algo tipo virus me está hurgando la garganta. Tengo los ojos a punto de estallar y las piernas como si hubiese recorrido el Cares doce veces. Se acaba una etapa pero no siento tristeza en las despedidas. El agotamiento ahora me lo impide. Seguro que la nostalgia vendrá después.
No son días para catarros ni tampoco para andar por ahí con el ceño fruncido. Será el frío… que ha vuelto a colarse dentro para helarme hasta los huesos. Mis párpados se han puesto en huelga y les cuesta subir. Me voy quedando dormida por todos los rincones. Sobrevivirían mis defensas al combate si las hubiesen dejado fortalecerse tranquilas.
Hay críticas difíciles de aceptar porque no puedes negarte a ellas. Los años pasan e inevitablemente tenemos que crecer con ellos. Incluso Peter Pan habrá dejado ya de ser un niño. Maduros o no, como no sepas protegerte, el mundo te come a bocaos.
1 comentario:
no si nos lo comemos nosotros antes...
;)
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