Abajo

Es lamentable acostarse con motivación de logro y despertarse a la mañana siguiente con un horroroso miedo al fracaso. No recuerdo bien dónde narices he dejado el entusiasmo y la divinidad. Subo y bajo como una noria incesantemente creyendo que algún día me quedaré arriba, pero siempre acabo bajando. Intento controlarlo todo y se me pierde más de la mitad entre los dedos. Hoy admiro el mundo desde fuera, a través de un escaparate. No tengo fuerzas para agitar las alas. Me voy a quedar un ratito a ras de suelo, escondida tras la perspectiva cobarde. Estoy cansada de caerme sobre mí misma, ya aprenderé mañana a caminar sin tropezarme. A veces la existencia debería incluir un freno de emergencia. Un paréntesis entre tanto caos de situaciones y propósitos. Son demasiadas horas de esfuerzo positivo e inagotable. Debería encerrarme un par de días guardando reposo pero por desgracia no domino el tiempo para ralentizar la velocidad de las manillas. Tendré que volver a salir, soportando como la vida me mira de reojo.