04 enero 2008

Érase una vez una mina.

Érase una vez una mina fundada por un visionario que quizás siempre subestimo el potencial de éxito sobre lo descubierto. Dicho personaje descubrió una tierra lejana que al aparecer albergaba enormes riquezas en forma de mineral, muchos conocían el lugar pero pocos lograron explotar el yacimiento con éxito. Pronto reunió un equipo de mineros que se pondrían a prueba en esta aventura y en la que cada uno tenia metas claramente diferenciadas.

Los preparativos comenzaron y la mina tomo forma, se repartieron los cometidos y se acordaron unos estatutos así como un plan de trabajo y unos objetivos.

En general la convivencia entre los mineros era cordial sin embargo, en ocasiones, en aquellas profundas y sombrías galerías, donde solo reinan la soledad y el silencio, algunos mineros eran sorprendidos por una perversa compañera, la codicia, la cual les movía a robar el mineral, a menudo recolectado en horas extra ilegales o no declaradas.

Aun así la mina empezaba a funcionar a buen ritmo, la producción se incremento sin parar gracias a una buena mano de obra experimentada y organizada. Tal fue su éxito que las primeras minas asentadas en la zona tuvieron que cerrar o reducir su actividad al mínimo. La dicha se adueño de los laboriosos hombrecillos que con esfuerzo y riesgos cavaron hondos túneles en busca de tan preciado material. Eran prósperos días para la mina.

Sin embargo aquel lugar no iba a dejarse expoliar por extraños tan fácilmente. Empezaron a sucederse los derrumbamientos, el terreno se hacia mas quebradizo cuanto mas se bajaba, y por su fuera poco un día se descubrió algo que se temía tiempo atrás. Parte del mineral extraído no era de tan buena calidad como se había pensado, y apenas era trabajable por las cansadas manos de los pobres mineros, solo cierta maquinaria pesada lo hacia trabajable pero era cara y costosa y toda la mina corría el riesgo de colapsarse por la puesta en funcionamiento de dicho artefacto.

Los acontecimientos desalentaron enormemente a los desdichados trabajadores, pocos habían podido y habían querido llegar tan lejos.

Pero a pesar de tal infortunio algunos obstinados mineros optaron por seguir bajando a extraerlo con la esperanza de que quizás algún día puedan encontrar un mineral de mayor riqueza en aquellas profundidades, un mineral que les devuelva la esperanza que quizás una vez mas pueda desvanecerse como la ceniza al viento.

3 comentarios:

quillo_3 dijo...

El post tonto de la semana XDDD

ladiya dijo...

no estoy de acuerdo. tu puto ignorante y prejuicioso no sabes de k va, no puedes apreciarlo en toda su magnificencia, en todo su esplendor, en su amplísima gama cromática...

magnifico post luki...

lamento la suerte corrida por los onfelices trabajdores k siguieron picando... en vez buscar pozos mejores...

;D

feny dijo...

yo se de uno q mas q picar para hacerse rico simplemente le gusta la geologia y en gral el estudio d todo material curioso con q se topa en sus largos paseos.



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